Refulgente sol que encandila las mañanas,
apagada soledad nocturna del sobreviviente,
infinita dosis de verdad pasteurizada,
cíclico renacimiento del insurgente.
Un destello cicatriza las heridas,
una ciénega despierta el aluvión,
mil canciones de horrorosas criaturas
y la suerte del bendito cazador;
ya no hay nada en ese todo absoluto,
ya está todo en esa nada incompleta
y la estela que escupía las estrofas
se refugia en una celda desgarrada.
Nuevos vientos despeinan al enardecido,
épicas victorias se avecinan,
mientras tanto la multitud lo ignora,
no sabe que mañana será su Dios .
