jueves, 4 de diciembre de 2008

Muchas hojas amarillas (desconsuelo gris)


Muchas hojas amarillas vuelan sin censura ni temor en la vieja ciudad que se muestra siempre tan otoñal, tan radiantemente gris y esplendorosamente acogedora. Con edificios de infinitas alturas y calles angostas por las cuales transitan millones de personas constantemente, personas que desde el cosmos se ven pequeñas y desprotegidas, personas que no se dan cuenta de la vulnerabilidad que las gobierna por que se creen omnipotentes ante la mirada de los otros. Y sin embargo no saben que los astros, infinitos dioses que viven como reyes en el gran palacio del cosmos, se burlan de su estupidez, estupidez que ellos mismos crearon para divertirse y endulzar su digestión.
Muchas hojas amarillas caen sobre las cabezas como intentando apropiarse de los pensamientos, para llevarlos entre otoño y otoño a los que manejan el gran circo gris. Todo es muy triste en las extensas noches de tormenta y vendaval donde  vagabundos duermen acurrucados bajo el techo de algún garaje, con una botella de whisky añejo bajo el brazo y un gorrito con orejeras. Donde familias enteras se reúnen en la mesa para cenar y contarse las miserias, donde las hojas amarillas son el único objeto que un loco puede admirar por la ventana para llegar a la catarsis y adornar la depresión.
No hay luz en ningún horario y el frío nunca se toma descanso, los huesos se crispan en simultáneo y se pueden escuchar con solo afinar la oreja y concentrarse unos segundos. Las bufandas decoran armoniosamente esas gargantas coloradas y deprimidas, los sobretodos abundan en los hombres como las chalinas en las mujeres. Todo es así en la vieja ciudad gris, todo es así en el eterno otoño interior que vacía al alma de esperanzas e ilusiones. Acostumbrando a las masas a conformarse con muy poco.
¿Será la ciudad realmente gris?, ¿Será, en realidad, el otoño tan intenso?, ¿Los astros manejan, verdaderamente, el gran circo gris o los actores creyeron tanto en su falsa omnipotencia que ya no hay cosmos que los vigile?....... Infinitos pensamientos florecen en la mente de quien busca una respuesta para el otoño de su vida. Resulta imposible aguantar tanta duda constante en el cerebro, es por eso que las hojas amarillas se cruzan ante la atónita mirada del que piensa…… Muchas hojas amarillas consuelan al que se dio cuenta que el otoño no era gris.